Misión de Vida...

 ¡Hola Mundo!

Hay días de revolución de sentimientos y emociones, de las que te ponen feliz pero de igual manera te dejan pensando profundamente en el sentido de la vida. ¡Ya sé! Siempre termino sobre analizando situaciones  y en esta ocasión no ha sido la excepción, es parte de mi naturaleza.



Quise abordar el tema de Misión de Vida porque de un año para acá he venido curioseando sobre mi misión en esta vida, llegué a pensar que no tendría alguna porque me encontraba en la búsqueda del sentido y en un período de transformación a nivel interno; creo que pude trabajarlo y de cierta  manera ir acomodando las piezas para encontrar eso que por tanto tiempo busqué.

La Misión de Vida son una serie de enunciados que determinan los propósitos de una persona en todos los ámbitos de su vida. Esta declaración le sirve para guiar su camino en la vida de acuerdo con sus propios deseos, capacidades, hábitos y actitudes. La misión está enfocada en el presente, mientras que la visión plantea el futuro, por lo tanto nos enfocaremos en la palabra clave que es: propósitos pero en un sentido más profundo y no como un propósito de año nuevo o algo por el estilo, sino en un modo de vida como tal.

Lo podemos entender como el propósito que tengo, en el que están implicados mis valores y fortalezas, y en el que me siento cómoda y puedo llegar a fluir. Vivir de acuerdo a este propósito me hace realizarme, superar mejor los obstáculos y tener un bienestar pleno. Algunas personas tienen misiones de vida que implican a la comunidad, como por ejemplo un médico o un educador social, y otras veces solo implican el disfrute y la tranquilidad personal. Es aquí donde podemos visualizar nuestras pasiones, algo que hacemos y disfrutamos al máximo a veces sin razón alguna, en mi caso me di cuenta que me emociona muchísimo el ayudar a las personas de manera tanto emocional, como moral, económicamente, de cualquier forma que la situación me permita hacerlo a mí me llena de una satisfacción plena que no puedo explicar con palabras; el recibir un agradecimiento por haber dejado algo positivo en cada una de ellas me causa una gran alegría y no por recibir ese reconocimiento sino porque sé que puedo aportar de manera positiva algo en su situación por la que estén pasando. No sé cómo o por qué me sucede pero siempre llego en el momento preciso para alguien, hay algo que me jala hacia los demás, llego a sentir una gran empatía que si hubiera otro término para definir algo más allá de eso yo creo que sería lo que describiría perfecto mi manera de percibir los sentimientos y las emociones de las demás personas.

Cada persona tiene una serie de sueños, ideales, valores y habilidades con los que puede llegar a conectar. No siempre es fácil, existen decisiones que nos vemos obligados a tomar y que nos quitan la capacidad de ver dentro de nosotros mismos. Pero, pese a eso, todos tenemos misiones de vida, una o varias, con las que podemos conectar y orientar parte de nuestro día a día a ellas. Tener una misión nos lleva a una vida con propósito. Llamamos vida con propósito a ese estilo consciente y atento a uno mismo, a las necesidades, a los objetivos y a la misión de vida. Es anclarse en el presente, en plenitud y conectado con uno mismo. Esto es algo complicado hoy día, ya que vivimos con el piloto automático puesto y vemos que los días pasan volando sin que nos demos cuenta. La vida con propósito, que incluye nuestra misión de vida, nos devuelve a la realidad y nos permite alcanzar una plenitud (aunque sigan existiendo problemas, los cuales se enfrentan y nunca se niegan).

Mi misión de vida está centrada en ayudar de la manera que la vida me de oportunidad de hacerlo porque tengo la idea de que si todos tuviéramos tantito de ese sentido humano para detenernos y escuchar a los demás, de ofrecerles nuestro tiempo, nuestro apoyo, nuestro hombro amigo crearíamos un mundo diferente donde pudiéramos ser ese rayito de luz que están buscando y que quizás en su entorno no han encontrado. Estaré ahí de manera comprometida y leal siempre, y con la certeza de que no los soltaré jamás.

Vivir con nuestra misión de vida plenamente conectada es algo que deberíamos hacer cada día. Y aunque no sea así, siempre podemos rescatarlo, entenderlo e integrarlo para que podamos tener una vida con propósito, no hay un tiempo ni una edad específicos para encontrarla, dependerá del momento en que comiences a ver hacia tu interior.

¿Y tú, ya sabes cuál es tu misión de vida o estás en búsqueda de ella?


"Sé el adulto que necesitabas cuando eras niño."

Gracias por leerme.



 

1 comentario:

  1. Hola guapa. Pues como se suele decir, al ser madre y traer al mundo a mi niña creo que ya he cumplido mi misión de vida, para mí se basa en las pequeñas cosas pero importantes y necesarias, estar con los míos, cuidar a mis padres, en definitiva, ser buena persona. Claro que hay misiones de vida más grandes como irte a un país del tercer mundo de voluntaria, pero yo estoy contenta con lo que he creado a mi alrededor. Un besote, te espero en mi blog!

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