Cuando tu vida se resume en solo un número

 ¡Hola Mundo!

    En esta ocasión quise escribir este post a manera de homenaje y agradecimiento a una compañera de trabajo que recientemente falleció. El tema me vino a raíz de esto, pues ella prácticamente dejó su vida en la empresa, estaba a punto de jubilarse y lamentablemente ya no pudo lograr disfrutar de esto, su vida laboral de probablemente 30 años en la empresa se redujo a un número en un cheque de liquidación, la cual tampoco disfrutará y no creo que sea tampoco lo justo a su lealtad y el tiempo de trabajo.



    Siempre he pensado que en la mayoría de las empresas nuestros nombres se reducen a un número de empleado y no a un nombre propio como persona. No generalizaré porque tengo la esperanza y la fe en que por ahí en algún lugar del mundo existen empresas donde realmente valoran su capital humano; pero en mi experiencia propia aún no la he encontrado en el camino o de plano no la he atraído y mucho menos decretado en mi vida; de lo que estoy segura es que seré yo quien cree una empresa así como la he soñado, tendré la oportunidad y el sueño de estar del lado contrario y ser yo quien la proporcione a personas que la estén buscando como lo hice yo.

    Se preguntarán ¿Por qué quise reconocer a mi compañera?, porque para mí era una persona que merece mi respeto absoluto y sincero, no solo por ser una persona mayor que yo, sino por el ser humano que logré encontrar y reconocer en ella durante estos 5 años que trabajamos juntas a distancia; nos vimos una sola ocasión en persona cuando nos conocimos por primera vez ya que después el trato y la convivencia fue por teléfono únicamente, al encontrarse ella en la sucursal de otra de las oficinas de la empresa fuera de la ciudad. Recuerdo perfectamente cuando mi único hermano falleció, ella fue una de las primeras personas del trabajo en darme sus condolencias sinceras y genuinas y esos son detalles que nunca se olvidan. Con el pasar de los días aprendimos a sobre llevarnos, tratarnos, tolerarnos y entender la manera de trabajar de cada una para poder formar un equipo de trabajo que caminara en la misma sintonía y por el mismo fin, el departamento y el área que era parte de nuestras responsabilidades. Así lo hicimos durante estos últimos 5 años, nos tocaron regaños, cometimos errores, se nos olvidaban cosas a ambas, pero aún así nos apoyábamos una en la otra, sin ningún rencor personal ni tomarnos a pecho las cosas, todo era meramente laboral en ese aspecto y tratábamos de mejorar juntas para evitarnos los gritos. Hubo tardes de pláticas personales, mensajes y cosas ajenas al trabajo, era una persona muy alegre, con gran sentido del humor, siempre me decía cosas que me hacían reír, la mayoría las recuerdo y las atesoro en mi memoria fielmente. Es sin duda una persona que llevaré siempre conmigo a donde quiera que vaya, porque logré apreciarla demasiado cuando me di a la tarea de no verla únicamente como mi compañera de trabajo sino como ser humano y como una amiga en la distancia.

    Es verdad que para tu trabajo hoy estás y si mañana ya no, simplemente te reemplazan, la vida no se detiene si faltas, sin embargo, del otro lado la vida si se detiene, si hace una pausa y si duele hacer ese alto. Por ello he aprendido que no existe la lealtad absoluta, que debemos hacer bien nuestro trabajo, con ética, responsabilidad, compromiso y agradecimiento por la oportunidad que se nos está brindando, pero jamás por encima de nuestra bienestar personal, nuestra familia y nuestra paz física y mental, un trabajo no vale todo esto último, así ganes una fortuna económicamente eso no te regresará todo lo demás, te dará probablemente felicidad, pero la felicidad es relativa, eso no te dará plenitud y la plenitud es eterna.



A la memoria de, con todo mi cariño y respeto para ella y hacia su familia:

❤ Sra. Velia Camacho Murillo ♱

....de su compañera Mara. La recordaré por siempre.






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