¡Hola Mundo!
El título de este post es la misma pregunta que me hice el día que intenté escribir mi libro, ¿Por qué y para qué escribo?, tendría que decir que no considero que tenga nada interesante que contar, pero creo que hoy sé que sí lo tengo (ya me tocó regaño por bloquearme a mí misma), porque por ahí afuera en este mundo hay muchas otras personas igual que yo, en mi misma situación y con mi misma necesidad de expresarnos hacia el mundo.
Escribo porque desde pequeña esta ha sido mi forma de expresión, de soltar y hasta de comunicar; desde que tengo uso de razón he llevado diarios de vida y justo apenas descubrí que el escribir es también una forma de meditación, así que ha sido mi terapia desde entonces. Tuve una infancia un tanto solitaria, lo que me llevó a ser una niña tímida e introvertida, hablo más conmigo misma que con las demás personas; hasta la fecha sigo luchando con el ser introvertida, hay muchas cosas de la convivencia social que me llegan a fastidiar cuando mi cabeza ya está saturada de información y de ruido, no me aíslo de las personas de forma consciente o porque no quiera estar con ellas, sino que simplemente mi cuerpo reacciona a esa sobre carga de energía y necesita estar en paz y sola por un momento, porque con el paso de los años he aprendido a convivir, a disfrutar y aprender de todo y todos los que me rodean, en silencio en algunas ocasiones y otras hablando demasiado (me llegaron a sacar de clases por hablar mucho), pero en ambos extremos soy la misma persona por dentro.
Escribo porque es la mejor manera que encontré para hablar, de mis sentimientos, de lo que me gusta, de lo que no me gusta, de las cosas y las personas que están a mi alrededor, de mis sueños, mis metas y de todo lo que quiero lograr en la vida, lo hago para comunicar y compartir que a pesar de no ser la persona más sociable del mundo, la más conocida o la más extrovertida puedo tener mucho que compartir con el mundo y con quienes se encuentran en la misma situación que yo, aunque también sé que escribir y tratar de compartir experiencias lleva un responsabilidad muy grande, porque llegas a influenciar en otras personas y el contenido debe ser lo más cuidado, positivo y acertado posible, podemos no darnos cuenta del impacto que está causando en otra persona y por ello que se trata de una gran responsabilidad con un compromiso grandísimo, cuando se tratan temas serios y delicados debe hacerse con plena conciencia y aceptación del impacto y las consecuencias.
Escribo porque es la mejor manera de aterrizar las ideas que rondan a diario en mi mente, llámense proyectos, pendientes y demás, ando por la vida con una agenda virtual en mi cabeza por llamarla de alguna manera, mis planes están ahí todos y cada uno de los días de mi vida, los visualizo e intento dar un paso cada día. Hasta hace unos días no me había dado cuenta o quizás no había querido hacerlo pero me estuve auto saboteando en varios de mis planes y sueños, es muy difícil verlo, pero el día que te caes de la nube, logras hacerlo, aceptarlo y darte cuenta de que si empiezas a cambiar eso en tu vida y en tu actitud el entorno lo hace también. Hoy lo dejo escrito aquí porque me encuentro en ese proceso de cambio y deseo que el día de mañana que lo vuelva a leer y mi chip interno esté completamente renovado pueda darles fe y testimonio de que sí se puede hacer, porque yo lo logré.
También escribo para dejar huella y marca de lo que elegí como misión de vida para inspirar a otras personas, de trascender y dejar un legado positivo en los muchos o pocos lectores que puedo tener hoy en día, si logro ayudar, cambiar y dejar algo bueno en mi entorno inmediato podré dar por cumplida esta misión.
Gracias por leerme.
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